martes, 18 de febrero de 2014

Por mi tripa

Me pasaba el día borracha, por aquel entonces lloraba con la versión alternativa de ‘por mi tripa’, y a día de hoy aún lo sigo haciendo. Hablábamos de más, quería cambiar el mundo, enredaba más allá de lo que debía haber hecho, y gritaba lo de ‘controlar cada baldosa del baño del Siroco’ como si me pasase allí todas las noches. En la puerta de los bares cantaba canciones de Sabina con una cerveza en la mano mientras meneaba el culo de un lado para otro sin ritmo, tú me mirabas como si estuviera loca, movías la cabeza de un lado a otro y aplaudías cuando terminaba la canción.

Nos gustaba estar fuera de los bares, fumando sin parar, hablando alto y riéndonos de todo. Nos sentábamos en los portales de madrugada, con las manos frías y los labios calientes, amanecíamos charlando con cara de locos, desayunábamos café y croasanes en la primera cafetería que veíamos abierta. Acariciabas mi cara con tu nariz congelada antes de decirnos adiós, apartabas mi flequillo y me dabas un beso en la frente.

Podría decir que ya no me emborracho, que cuando suena ‘por mi tripa’ o que cada vez que canto en la puerta de un bar no me acuerdo de ti o de tu nariz pegada a la mía, pero mentiría…

‘y yo, curo más que todo lo que puedas respirar. Vamos a frenar, confía brother sigue mi compás, tú puedes todo… y más’


(el nananana nananana nanananananaaaa daradaaaa nadaradaaa uhuhhuhhh era lo que más nos gustaba. A los dos) 



No hay comentarios:

Publicar un comentario