martes, 27 de mayo de 2014

Sugar Town

Viniste a verme tres días, decías que estabas de paso… y te quedaste todo el mes de abril. Venías a buscarme al trabajo y querías pasear la ciudad entera canturreando el ‘Sugar Town’ de Nancy Sinatra. Decías que era nuestra canción porque el día que nos conocimos la canté borracha para ti creyéndome Summer en 500 días juntos.

Cenamos fuera casi todas las noches, un día hasta me puse tacones porque querías cenar sushi en el Kabuki y otro fuimos con una camiseta de Batman al chino giratorio que está al lado del Costello. Te hacía huevos con bacon para desayunar y paseábamos al perro de mi compañero de piso por todos los parques de Madrid como si fuésemos una perfecta familia americana.

Hace ya una semana que te has ido y llevo todo ese tiempo sin cambiar las sábanas de mi cama para no quitar de ellas tu olor.


Parece ser que te echo de menos.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Here comes the sun


Volvía a hacer calor después de la tormenta sideral y volvimos a la terraza del viejo edificio de escaleras de madera a la que no subía nadie más que nosotros. Desde allí se veían otros patios, algunos tejados y las plantas altas de los edificios de la ciudad. Yo no me asomaba mucho porque tenía un vértigo horroroso, pero tú te sentabas en el muro de un metro con las piernas colgando al vacío mientras cantabas una y otra vez el Here comes the sun sin parar.

Me creía que aquello era la terraza del domingo astromántico y llené todo de luces blancas que encendía por la noche, cuando subíamos a cenar con vino blanco barato y hamburguesas del McDonals. Por las tardes subías la nevera azul llena de cervezas y se nos hacía de noche tirados en el suelo caliente, me ponía las gafas de sol y miraba sonriendo al cielo con una cerveza en la mano y demasiadas en el cuerpo.

Tú seguías cantando sin camiseta y en pantalón corto.


Little Darling, the smiles returning to the faces…