domingo, 17 de agosto de 2014

Tell me if you wanna go home- Begin Again

Se volvieron a ver después de casi un año. Ella había estado en Nueva York, y Madrid ahora no le parecía más que una capital de provincia que sólo tenía un Corte Inglés. El retiro a sus ojos era como el parque del ayuntamiento de un pueblo de Castilla la Mancha con tan sólo cien habitantes. Se había pasado un año saliendo a correr por Central Park para desayunar en una pequeña cafetería en la que te llenaban la taza con el café más negro que había bebido nunca, y en la que tenían una tarta de zanahoria alucinante. Había tomado cerveza dentro de una bolsa de papel marrón en Union Square y se había pasado todo diciembre viendo como la gente patinaba en Rockefeller Center.Ahora, verse sentada de nuevo en la plaza del Dos de mayo bajo el calor agobiante de agosto le parecía lo peor del mundo. Ella que hasta hacía poco habría dado su brazo derecho lleno de pulseras de festivales por tener una terracita medio peligrosa con vistas a esa plaza, sólo quería volver al apartamento de Brooklyn en el que se creía Carre Bradshaw escribiendo de madrugada junto a la ventana, pero sin Manolos de mil dolares.

Eso si, en Nueva York no había Estrella Galicia, ni bocadillos de calamares, pero las hamburguesas eran el doble de grandes que las de aquí, y en el super podías comprar sirope de chocolate en botes de cinco litros. Había engordado tanto que había decidido dejar de usar pantalones y sólo se ponía vestidos. Vestidos que había tenido que comprar porque no entraba en todos los de flores y lunares que tenía, y en Nueva York tampoco había Pepa Loves.Pensaba en el Nueva York que había dejado atrás mientras bebía cerveza, comía Doritos de los azules y sonreía a todos sus amigos. De repente llegó el que había sido Él durante mucho tiempo, se abrazaron fuerte, se dieron dos besos y se sentaron uno al lado del otro.


Después de una hora de risas, anécdotas, cervezas y aplausos él se acercó a su oído.


- Estás preciosa.

- No mientas, tengo el culo como Rusia y los mofletes más grandes que en toda mi vida.
- Te han crecido las tetas.
- Que idiota eres.

Ella sonrió y él la empujó suavemente con su hombro.


Siguieron riéndose durante horas y él volvió a acompañarla hasta la puerta de su casa. Se fumaron el último cigarro sentados en el portal, pero no se besaron como la última vez.




So maybe
I won't let your memory haunt me
I'll be sleepwalking
With the lonely
If you're taking me home
Tell me if I'm back on my own
Giving back a heart that's on loan
Just tell me if you wanna go home
Tell me if you wanna go home
Cause I'm just not sure
Tell me if I'm back on my own
 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Y aquí en Madrid las estrellas bailan en un cielo tan contaminado...



Era agosto, y en la ciudad hacía un calor horroroso, ellos estaban tirados en el suelo del salón de su piso del centro. Las ventanas estaban abiertas y sacaban los pies por el pequeño balconcito del último piso buscando esa pequeña corriente de aire que les salvase de derretirse contra la madera del suelo en el que estaban tumbados en pijama.

Desde esa posición escuchaban el ruido de la calle, la gente en las terrazas de los bares se reía y hablaba demasiado alto, pero no corría nada de viento. Se pegaban a la madera. Ella resoplaba una media de cuatro veces por minuto. Él se quejaba del calor cada vez que ella resoplaba.

Ella se dio la vuelta y puso la cabeza en el borde de la ventana, intentaba mirar las estrellas. Estrellas que no estaban, y se puso a cantar 'Y aquí en Madrid las estrellas bailan en un cielo tan contaminado que no creo en ti...'

Él seguía tumbado con los pies por fuera y siguió la canción 'Tal vez con un poco de música, música, música, música...' mientras repiqueteaba con los dedos en el suelo para marcar el ritmo de la música.

Los dos se callaron.

De repente él se levantó, ella se asustó y le insultó.

- Joder, que susto me has dado. Madre mía que subnormal eres.
- Vamos. (le dijo tendiéndole la mano)
- ¿A dónde?
- A ver las estrellas.

Salieron a la calle en pijama y chanclas, se montaron en el coche y él condujo cantando a gritos hasta la sierra. Ella sonreía y no dejó de mirarle hasta que paró el coche al final de un camino por el que no pasaba nadie. Él se bajó del coche y corrió hasta el otro lado para abrirle la puerta mientras en un gesto cómico de caballerosidad hizo una reverencia.

Se sentaron en el capó del coche y respiraron aire puro por primera vez en muchos días, ella cerró los ojos y al abrirlos de nuevo tenía millones de estrellas ante ellos, incluso sentía frío y se frotó los brazos. Él la abrazó y olió su pelo, ella le agarró de la camiseta. Se besaron.

Seguían siendo 'solo' amigos.



Como me gustaría vivir para toda la vida en esta canción