lunes, 31 de octubre de 2011

Me llama(ba)n Octubre

Empecé  siendo Octubre, como tú ya que sólo hablaba  de ti y no hay más solución que esconderse, pero según pasó  el tiempo tú me conviertes en Noviembre.
Gracias a ti soy un mes más, un mes de bufanda, gorros, guantes y abrigo. Un mes de café caliente en bares con los cristales empañados, de bolsos cruzados y paraguas permanentemente en la mano, un mes de nariz fría y pensamientos encontrados.
Tampoco es que sea mucho mejor que lo que eres tú, Octubre incluso es más simple que Noviembre, ni frio ni calor. No te puedes fiar mucho de el la verdad con su tiempo cambiante a cada rato, su ironía de tirantes un día y sus chaquetas vaqueras que no quitan el frio….
Octubre y Noviembre, siempre seguidos, siempre uno al lado del otro, siempre sin tocarse

Mejor no preguntes, soy luna nueva fácil de partir. No pierdas tu tiempo

miércoles, 26 de octubre de 2011

viernes, 21 de octubre de 2011

Confesiones de un artista de mierda

Una Fnac, un piano y un puñado de canciones que hacen que las mariposas de la barriga revoloteen




Como siempre una Fnac sabe a poco, pero esta vez se me hizo mucho más corto de lo normal, seguramente por que estuvimos esperando casi una hora y media en la calle con ese otoño que ha entrado sin llamar o por las ganas tremendas que tenía de volver a verle y aunque al intentar levantarme del suelo mis piernas no reaccionasen se me hizo muy corto.
Un piano, un micrófono y nuestros culos en el suelo. Silencio sepulcral, sólo se escuchaba el piano y su voz cosa que a el parece no gustarle mucho, prefiere que la gente coree y cante. Pero ese momento no era para gritar, era para cantar bajito y escucharte a ti mismo por dentro, escuchar esas mariposas en la barriga, escuchar el corazón (#pumpum) y ver como se te ponía la piel de gallina con cada nota.

Confesión de una fan de mierda: no me he comprado el disco... prefiero ahorrarme el dinero para poder ir a verle a Salamanca


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martes, 11 de octubre de 2011

M

M y yo vivíamos en un piso en el centro de la ciudad, pequeño pero luminoso, con una habitación minúscula que tenía las paredes llenas de fotos en blanco y negro, un salón dominado por un tocadiscos en el suelo rodeado de montañas de vinilos y una gran cocina en la que pocas veces se cocinaba. Perfecto para dos.
M no era una persona normal, M era especial y todo el mundo lo sabía menos él. Era de esas personas que se pueden tirar horas paseando bajo el frio invernal de la gran ciudad detrás de una gran bufanda de lana gris, también podías encontrártelo en las cafeterías más insospechadas con un libro sobre la mesa y un café siempre caliente, por que él siempre ha sido de café ardiendo, le gustaba soplar la taza al acercársela a la boca y calentarse las manos con ella.
Todas las mañanas me despedía en pijama en la puerta de casa, con su pantalón  de rallas azules y su camiseta blanca me decía ‘que tengas un buen día’, con media sonrisa me daba un beso en la frente y yo me marchaba a clase. El dejó el colegio hacía mucho porque dijo que era caro y que todo lo que necesitaba saber se encontraba en los libros, en la calle y en las canciones… Esa era su filosofía de vida
Vivimos en una rutina nada rutinaria aquel invierno, los dos, solos, sin nadie que nos molestase en nuestra melancolía bohemia. Nos pasábamos horas tirados sobre la alfombra blanca de pelo del salón canturreando canciones en inglés haciendo sólo descansos para tomar café con galletas recién hechas. No teníamos televisión y por las noches nos escapábamos a los bares en los que algún intelectual medio loco recitaba poesía, después, al volver a casa nos parábamos en la misma plaza a fumarnos el último cigarro del día inventándonos  las estrellas detrás de las nubes grises de la ciudad.
Hasta que un día al volver de clase me lo encontré sentado en la mesa de la cocina mirando los viejos y descascarillados azulejos. Sus maletas descansaban junto a la puerta, me miró muy serio y sin ganas y yo sólo pude responder al silencio llorando, no podía parar de hacerlo. M me abrazaba y repetía una y otra vez ‘no te preocupes que esto pasará, mañana estarás bien’  y me cogía la cabeza y la metía en su jersey. Siempre recordaré el olor que tenía en aquel momento, todavía hoy después de tanto tiempo, al cerrar los ojos sentada en el suelo de aquella cocina que tantas cosas nos había visto hacer puedo recordarlo claramente con los vaqueros oscuros, las botas negras y la trenca azul marino arrastrando las maletas y sonriendo melancólicamente al cerrar la puerta

Pero nunca he estado sola y nunca más seremos dos

lunes, 3 de octubre de 2011

Lo que les hace grandes

Lo del viernes fue mágico, nada comparable a lo de hace algunos sábados en el que todo era muy bonito y muy acústico... este viernes fue especialmente especial
Ahí volvíamos a estar Nerea y yo como en un videoclip de love of lesbian rodeadas de naves industriales que de momento a la luz del sol no daban miedo, con nuestras piernas al aire y nuestros culos al suelo esperando a que abriesen las puertas. Con retraso pudimos entrar, pero oh, sorpresa, nos dejaron en la primera sala, frente a unos cristales viendo la prueba de 'Eladio y los Seres queridos'
La gente está cada vez más loca, corrían por una primera fila que nos pertenecía a nosotras y cobran tres euros por un botellín de agua, anonadamiento general y colectivo...

Aparecieron en escena 'Eladio y los seres queridos' con cara de culpabilidad por el retraso generado, pero con ganas de que escuchásemos sus temas y sabiendo que nadie quería escucharlos confesaron que ellos también querían ver a 'vetusta morla'. A Eladio le había visto en el Sonorama de este año sentada en un bordillo y descansando de otro concierto anterior, y sinceramente no les había hecho mucho caso, y el viernes... tampoco. El sonido era pésimo, y las ganas nulas. Después del concierto me comentaban que por detrás tampoco se escuchaba nada bien y que en directo habían decepcionado, que sonaban mucho mejor en el disco (llamalo disco llamalo spotify)

Y cuando las ganas ya no se podían aguantar aparecieron Pucho y los suyos rodeados de un aura azulado con 'los días raros' canción con la que hice #pumpum desde el principio. Fueron repasando temas nuevos y viejos hasta llegar al punto álgido cuando entonó aquello de 'se lo llevó la tormenta y el tiempo' y ya nada pudo parar los gritos, bailes y cánticos, es más al terminar la canción no pudieron enlazarla con otra hasta pasados unos minutos por que la gente no dejaba de loloreal.
Era mi primer concierto vetusto y claro aluciné con todas y cada una de las canciones en directo, echando en falta 'pequeño desastre animal' pero amando 'año nuevo' con la que cerraron el concierto. Afortunadamente a vetusta se le escuchaba mucho mejor que a Eladio, el sonido fue perfecto y la iluminación no nos jugó tantas malas pasadas como otras veces (las luces rojas son la pesadilla de cualquiera que quiera hacer una foto en un concierto) y a parte de algunos gritos 'de pucho me pones mucho' no se escuchó nada más que a esas personas que agotaron el papel cantando juntas


El momento de máximo peligro lo vivimos al terminar el concierto, al intentar soltar el bolso de la valla y no conseguirlo mientras intentaba no morir. La gente se volvió loca por un setlist y yo sólo quería soltar mi bolso para poder bailar 'club de fans de John Boy' con su piano eternamente eterno


más fotos : https://picasaweb.google.com/107093499726843515707/VetustaMorlaSeptiembre2011Bilbao#