viernes, 11 de enero de 2013

La hierba bajo el asfalto


Él detrás de la taza de café leyendo el periódico desde el portátil. Ella de pie, apoyada en la encimera de la vieja cocina con su café en la mano cerraba los ojos intentando hacer desaparecer el parloteo del chico, no soportaba que nadie le hablase hasta dos horas después de levantarse. Normalmente ese momento de desayuno no lo pasaban juntos, ninguno de los dos lo había querido o necesitado nunca, todo había sido perfecto hasta que el tiró de su pantalón y ella le metió la camisa vaquera por dentro la noche anterior.

Ahora, para completar el círculo sólo quedaba desayunar juntos, a una hora normal, y en la cocina de alguno de los dos. 

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