martes, 4 de diciembre de 2012

El amor valiente


Me pasé la tarde en la cocina, era una de esas tardes en las que la ansiedad me llevaba a llenar el congelador de comida. Tenía el horno funcionando con un bizcocho de chocolate del que me había comido ya la mitad de la masa antes de embadurnar el molde desmontable con mantequilla y estaba haciendo bechamel para hacer croquetas con las sobras del pollo del domingo.

Tú estabas sentado en la vieja mesa de la cocina empañada por los vapores de la cocción, pero ni por asomo abriría la ventana que daba al patio interior en pleno diciembre, podría morir congelada y dejar de mover la bechamel… y se formarían esos horribles grumos que tanto asco me dan y que tanto me cuesta quitar. Tenías el portátil abierto, contestabas mails mientras me hacías de dj en spotify porque las croquetas saben mejor cuando las cocinas mientras suena Xoel…

Canturreábamos el amor valiente mientras que la olla a presión silbaba con las lentejas dentro como para dos meses.

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