Café con leche, la lluvia
en la gran ciudad, vuelve el invierno a mitad de la primavera, el pelo sucio y
el pijama gordo. La casa está en silencio desde que la aguja del tocadiscos
llegó al final hace unos minutos, nadie quiere escuchar nunca la cara B. Un
libro abierto sobre el sofá, las gafas encima, le pican los ojos y el rímel se
expande al frotárselos.
Desde la ventana se ve
como la gente corre, allí nadie va tranquilo nunca, paraguas oscuros en las
calles y botas de agua. La frente apoyada en el cristal, la respiración empaña
la ventana, ella guiña un ojo con una mueca, suspira y canta…
‘no tengo con quien
bailar descalzos por Madrid… si yo no te tengo a ti’
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