miércoles, 29 de junio de 2011

JB



Por que a parte de ser una bebida alcoholica con la que todos hemos brindado alguna vez, JB es algo más, algo que va mucho más allá de unas cuantas copas

Próximamente nos manchamos...

domingo, 26 de junio de 2011

cuando llega el verano...




El primer fin de semana del verano ha sido caluroso, ha sido de cervezas en terrazas, de frappe con bayleis, de coctel mágico de San Juan, de mojito... Ha sido de terrazas, de fiestas del barrio, de bancos en los parques, de pantalones cortos, de trajes de aldeana, de vestidos y de americanas. Ha sido de no comer, de doritos, de arroz tres delicias, de comidas familiares. Ha sido de naricilla roja, piernas sucias, botellas de agua por la cabeza, de niños saltando encima, de babas con sabor a algodón de azúcar, de niñas que pesan ya dos kilos y tienen una manita minúscula, de niños bellos que me dan besos con sabor a chocolate, de niñas que se ponen gafas de sol y me sacan la lengua. Ha sido de caracoles y chorizo de León picantes, de calderete, de sandía hasta morir, de botes de nata, de café que se alarga hasta las siete de la tarde...
El primer fin de semana del verano siempre suele ser igual, este año ha sido diferente, faltaba alguien, pero los que estaban lo hemos sabido sobrellevar
Hola verano, me gustas

domingo, 19 de junio de 2011

Los días raros

Calor de ese sofocante que caracteriza a esos días veraniegos en los que me tumbaba en el suelo de baldosas vetadas en gris con los vaqueros deshilachados cortados por mi misma con los que enseñaba más pierna de lo normal y una camiseta blanca con volantes en el cuello.
El pelo siempre recogido en una coleta de la que colgaba un lazo azul cielo. Recuerdo esa sensación del suelo frio bajo mi cuerpo mientras leía cualquier libro que caía en mis manos metiéndome tanto en la historia que contaba que no me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, no me daba cuenta de que el sol había dado paso a una tormenta de verano de esas que envuelven las seis de la tarde en un tono gris plomizo, no me daba cuenta de que tu habías entrado en la habitación y no me daba cuenta de que el lazo azul cielo de mi pelo ahora estaba bailando en el ventilador…

lunes, 13 de junio de 2011

una mañana inolvidable

Sin dormir más de dos horas, con mi vestido de flores, mis zapatitos de niña bien, mis gafas de sol ocultando las ojeras y un sombrero de paja me dispongo a ir a tomar el desayuno más nervioso de mi vida. Nunca he quedado para desayunar con ningún hombre en un bar del centro, y encima se me hace raro hablar con el a plena luz del día, con mi resaca y mis ojeras.
Yo acostumbrada a desayunar tostadas con aceite y tomate, o en su defecto tortilla de patata  con su café y su zumito me encuentro sentada ante unas tortitas con chocolate, y un señor que dice que el no desayuna y que sólo quiere un cortado. Me siento rara comiendo cosas dulces de buena mañana mientras el me mira fijamente y me pregunta que tal me ha ido la noche mientras pone esa cara entre circunstancial y divertida.
Unas risas y unos cigarros después nos encontramos  tumbados en la hierba bajo un árbol con los cascos puestos y el ipod sonando a todo volumen con canciones que aún no han visto la luz. Comentarios varios, apreciaciones sin sentido y confidencias que duran una canción por que yo me quedo dormida y no consigo escuchar nada más que unos cuantos minutos.

Ahora estoy en la cama otra vez, abrazada a un chico que no es el y contándole toda la historia, el me pregunta que a que huelo, yo me rio, suena la blackberry, es un email. Una foto mía dormida rodeada de margaritas y una frase bajo ella ‘ha sido una mañana inolvidable…’ (enviado desde my iphone)

viernes, 10 de junio de 2011

cuando la imantación viene a tu mente después de un concierto

Volviendo el sábado de Zaragoza en el autobús abrí los ojos mientras el sol me daba en la cara y directamente me trasladé aquí
Miro cansada por la ventana y la vista se me va a las nubes que se esconde detrás de la montañas, no se donde estamos, la última vez que abrí los ojos acababa de beberme ese café que pedí en un en un bar de carretera únicamente vestida con una camisa blanca y unas botas marrones. El señor del bar me miraba como si estuviera loca y tu te reías desde el otro lado de las puertas de cristal mientras te fumabas un cigarro. Lo último que recuerdo es dejar el vaso vacío encima de esa mesita de plástico inestable y poner mi cara pegada a la ventanilla para recibir el sol mañanero. Todo era verde y ahora el espectáculo color tierra que veo me indica que hemos dejado el norte muy atrás y mi tripa deduce que será hora de comer, básicamente por el sonido que emite a cada rato.
Muevo la cabeza al son de esa melodía que tocas con la guitarra y que tarareas entre alguna estrofa. Me encanta escuchar tus canciones inacabadas, ver como van cogiendo forma y como evolucionan, decir ‘no, no, no’ o simplemente hablar sobre tu melodía y que tu lo hagas canción. Por que como dices siempre todo es música, al hablar sin quererlo emitimos melodías, el ronroneo del gato del vecino de madrugada también es música por mucho que nos moleste, incluso podemos considerar música cada gesto que hacemos inconscientemente. Y tu eres especialista en captar esas cosas y hacerlas tuyas para que después todos las hagamos nuestras, cosa difícil que no todo el mundo puede alardear de ello, y tu sin embargo simple y llanamente sonríes y dices que es una cosa natural, que sin hacerlo te volverías loco.
No me extrañaría nada verme próximamente en una canción vestida con una camisa blanca y unas botas marrones, corriendo por el parking del área de servicio en busca de ese café, haciendo unas galletas de mantequilla en la cocina de tu casa o sentada viendo la tele en tu sofá con esa gran manta de colores sobre las rodillas.

Pero enseguida supe donde estaba, volviendo a casa, con la música en el ipod y mil recuerdos en los bolsillos

domingo, 5 de junio de 2011

Miss Caffeina en Zaragoza, o como motivarse un fin de semana entero sin quitar la sonrisa de la cara

Me gusta pasear por una ciudad que no es la mía mientras hablo de tonterías totalmente trascendentales como si fuesen lo más importante del mundo con alguien a quien le pasa exactamente lo mismo. Hablar de lo mejor de una gira, analizar discos canción a canción, repasar un momento vivido una y mil veces como si fuese la primera vez.
Ir a la fnac, mover todos los discos de sitio para que quede todo mucho más bonito, rebuscar, mirar los vinilos soñando poder tener todo el dinero del mundo, ver caratulas preciosas y otras no tanto…
Tomar café con hielo sentada en un sofá, bueno sentada es un decir, más bien tumbada… mientras esperamos a que den las 5 para entrar a un mundo en el que nos hubiéramos quedado toda la vida, un mundo en el que en las fotos de las paredes se repetían las mismas caras, un mundo en el que nos reíamos todo el rato.
Hacer tiempo tomando una cerveza en un bar mientras esperas a que den las nueve de la noche, ir cada cinco minutos a hacer pis, volver a decir aquello de ‘el día que no me ponga nerviosa antes de un concierto lo dejo’ , mirar por la ventana y reírnos de la situación.
Llegar a las nueve al bolo, esperar hasta que abran rodeadas de adolescentes, escuchar mil tonterías y reírnos. Respirar al pasar por la puerta, situarnos en primera fila, besos, saludos y abrazos seguidos de chapas blancas.
Empieza, ay ay ay… tristezas, indignaciones, sustos, motivaciones infinitas, risas, más indignaciones, somos #niñasprincesas y siempre lo seremos, emocionarse, ponernos moñas totalmente con mi rutina preferida, patalear el suelo con 3000, querer que llegue el momento cabaret y odiarlo cuando llega
Ser fan de comer napolitanas sentada en la calle cuando no tengo hambre manteniendo en lo posible tu dignidad, por que vas vestida de niña fina y eso no pega con tu vestido de blonda y tu flor en el pelo. Bailar los horterismos más horteras como si no hubiera un mañana, y regetonear hasta la madrugada….
El momento triste es cuando dices adiós, cuando desayunas en una estación de autobús y nunca te ha sentado tan mal ese café mañanero, cuando buscas el billete y metes la maleta abajo, das un abrazo, un beso, orto abrazo, un último achuchón y canturreas ‘siempre me matan las despedidas’ antes de decir ‘nos vemos en mes y medio’