viernes, 29 de marzo de 2013

El rocanrol de los idiotas


Primavera que parece invierno, vestidos demasiado cortos para el frío, les sale vaho de la boca al respirar, ella sentada en la entrada de un portal, tiene el bolso abierto a su lado, busca un paquete de tabaco que no encuentra. Él enfrente de ella, de pie en manga corta parece que no siente el frío, bebe un trago de su copa y la mira. Ella intenta esconderse aún más dentro de la capucha del abrigo y evitando mirarle jueguetea con el móvil con manos temblorosas 

Tú no querías esto
-  Lo sé
-  ¿Entonces por qué te molestas?
-  No me molesto

Y volvió a beber de su baso mientras se sentaba junto a ella que pasaba las manos por sus piernas enfundadas en unas medias de lunares para calentarlas.

 -  ¿Tienes frío?
 Tú estás muy caliente ¿no?
-  That’s what she said
- Si, eso dijo ella

Sonrió, y como siempre que él sonreía el mundo se paraba un momento, todos dejaban de respirar por un microsegundo y luego como si nada hubiese pasado volvía a funcionar. La abrazó moviendo las manos por sus brazos para darla calor. La puerta del bar se abrió, alguien salía a fumar, se escuchaba ‘el rocanrol de los idiotas’ y él canturreó :
Yo no jugaba para no perder, tú hacías trampas para no ganar. Yo no rezaba para no creer, tú no besabas para no soñar

Y como esto no es una historia de ‘chico conoce a chica’ que termina bien, él no jugó y ella no besó. Cogió su copa, se levantó y volvió a entrar al bar a buscar lo que ella no le quería dar. Ella por su parte por fin encontró su paquete de tabaco, estiró las piernas y encendió un cigarro mirando al cielo.

domingo, 24 de marzo de 2013

si yo no te tengo a ti


Café con leche, la lluvia en la gran ciudad, vuelve el invierno a mitad de la primavera, el pelo sucio y el pijama gordo. La casa está en silencio desde que la aguja del tocadiscos llegó al final hace unos minutos, nadie quiere escuchar nunca la cara B. Un libro abierto sobre el sofá, las gafas encima, le pican los ojos y el rímel se expande al frotárselos.

Desde la ventana se ve como la gente corre, allí nadie va tranquilo nunca, paraguas oscuros en las calles y botas de agua. La frente apoyada en el cristal, la respiración empaña la ventana, ella guiña un ojo con una mueca, suspira y canta…

‘no tengo con quien bailar descalzos por Madrid… si yo no te tengo a ti’

viernes, 8 de marzo de 2013

Los días no vividos


Todas hemos tenido noches de autocompasión en el sofá, de manta y películas de llorar, de moño y pijama de franela, de ver seguidas ‘El diairo de Noa’ y ‘Dirty dancing’, de abrir una botella de vino que alguien ha llevado en una cena y bebértela entera, de terminar sentada en el suelo con la espalda poyada en el sofá elevando el vaso vacío hasta el iniferno mientras cantas ‘I have the time of my life’ entre sollozos.

Y ahí estaba ella ese sábado por la noche, todo el mundo había salido, estaba sola en casa siendo feliz en su tristeza autodestructiva, con un nudo en la garganta y borracha sonándose los mocos, una imagen un tanto vergonzosa. Siempre había odiado las historias de ‘chico conoce a chica’ que terminan bien, se sentía superior al creerse Summer entre tanto Tom de mierda, cuando al final terminaba siendo peor que él entre películas moñas y canciones tristes.

Sin brindar celebraré… los días no vividos

domingo, 3 de marzo de 2013

love me do de madrugada


La parte de atrás de aquel taxi fue el centro del universo, mientras fuera llovía desde dentro oíamos como las gotas repiqueteaban en el techo del coche. En la radio sonaba algún programa sobre sucesos sobrenaturales de esos que ponen en todas las emisoras de madrugada, yo estaba descalza y tú tenías el nudo de la corbata deshecho. Con el rímel y el pintalabios rojo corrido reía mientras bebíamos a morro de la misma botella de champám, si, estábamos muy borrachos y nos daba igual.

El taxista miraba por el espejo retrovisor mientras nos llevaba por el camino más largo como si fuesen a importarnos esos 10 euros de más. Terminamos la botella en el banco de piedra de la plaza, yo bailaba mientras tú fumabas y cantabas malamente por Sabina, dabas palmas intentando seguir el ritmo pero era prácticamente imposible. Nos volvió a dar un ataque de risa.

Entraba con dos cervezas en el salón cuando pusiste el ‘love me do’ de los Beatles en el tocadiscos, cantabas con los ojos cerrados mientras movías el culo al son de la música. Te salía mucho mejor que Joaquín. Y ahí estábamos en el salón de casa, vestidos de fiesta y bailando a los Beatles borrachos mientras bebíamos cerveza.