Todas hemos tenido noches
de autocompasión en el sofá, de manta y películas de llorar, de moño y pijama
de franela, de ver seguidas ‘El diairo de Noa’ y ‘Dirty dancing’, de abrir una
botella de vino que alguien ha llevado en una cena y bebértela entera, de
terminar sentada en el suelo con la espalda poyada en el sofá elevando el vaso
vacío hasta el iniferno mientras cantas ‘I have the time of my life’ entre
sollozos.
Y ahí estaba ella ese
sábado por la noche, todo el mundo había salido, estaba sola en casa siendo
feliz en su tristeza autodestructiva, con un nudo en la garganta y borracha
sonándose los mocos, una imagen un tanto vergonzosa. Siempre había odiado las
historias de ‘chico conoce a chica’ que terminan bien, se sentía superior al
creerse Summer entre tanto Tom de mierda, cuando al final terminaba siendo peor
que él entre películas moñas y canciones tristes.
Sin brindar celebraré…
los días no vividos
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