El domingo estaba en mi
siesta tardía, con el fresco de las siete de la tarde entrando por la ventana,
esas siestas en las que ni estás dormida ni nada, pero respiras pausadamente mientras
ves en la televisión una películas que han puesto mil veces en la que la madre
de dos niños es maltratada o en la que el marido la engaña repetidas veces.
Pero este domingo día 5
era diferente, ponían una de Marilyn en la tele (era su aniversario) y yo
luchaba por no dormirme. Tu, en el otro lado del sofá, hacías lo mismo mientras
tuiteabas. En un momento dado te incorporaste como un resorte, me asusté al ver
tu cara y me pasaste el Iphone.
Nos miramos, tragamos
saliva con los ojos húmedos y decidimos bajar al bar de abajo con nuestras
gafas de miopes, mi moño y tus pantalones cortos a beber tequila…Por ella, por
ti, por mi, por la música.
Las amarguras no eran
amargas cuando las cantaba ella, ahora que no está tendremos que aguantarnos
las ganas de llorar.
Tómate esta botella
conmigo, en el último trago nos vamos
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