Éramos frágiles y escondíamos nuestras
miradas detrás de las gafas de sol, incluso en los días nublados las rayban
estaban presentes, y nosotros nos sentíamos los más guays del universo… y lo éramos, realmente lo éramos
No nos importaba nada más allá de la
música y lo que nos hacía sentir, sólo escuchábamos canciones que hablaban de
cerveza y calentones en portales, mientras una guitarra sonaba por detrás
desgarradora. Los nena’s eran nuestros ‘te quieros’, las converse estaban
sucias, los pitillos eran ajustados y las camisetas sólo eran de los ramones.
Todo en nuestra vida era música, ya fuera
en un parque a la sombra de un árbol, saltando en la habitación encima de la
cama o vibrando en directo, todo giraba en torno a ella, y lo sigue haciendo.
Ahora no hay pitillos ajustados, aunque
yo siempre seré de Burning, los vestidos son de flores y las converse se han quedado en
el armario. Mis gafas son graduadas y la camiseta de los ramones ha pasado a ser pijama… Pero en mi habitación
sigo siendo una rockstar, como tu.
Bonito texto:) Aunque se una rockstar fuera, y dentro de la habitación!
ResponderEliminarmuchas gracias.
Eliminarel rock se lleva por dentro en las canciones tristes de sabina.