lunes, 13 de junio de 2011

una mañana inolvidable

Sin dormir más de dos horas, con mi vestido de flores, mis zapatitos de niña bien, mis gafas de sol ocultando las ojeras y un sombrero de paja me dispongo a ir a tomar el desayuno más nervioso de mi vida. Nunca he quedado para desayunar con ningún hombre en un bar del centro, y encima se me hace raro hablar con el a plena luz del día, con mi resaca y mis ojeras.
Yo acostumbrada a desayunar tostadas con aceite y tomate, o en su defecto tortilla de patata  con su café y su zumito me encuentro sentada ante unas tortitas con chocolate, y un señor que dice que el no desayuna y que sólo quiere un cortado. Me siento rara comiendo cosas dulces de buena mañana mientras el me mira fijamente y me pregunta que tal me ha ido la noche mientras pone esa cara entre circunstancial y divertida.
Unas risas y unos cigarros después nos encontramos  tumbados en la hierba bajo un árbol con los cascos puestos y el ipod sonando a todo volumen con canciones que aún no han visto la luz. Comentarios varios, apreciaciones sin sentido y confidencias que duran una canción por que yo me quedo dormida y no consigo escuchar nada más que unos cuantos minutos.

Ahora estoy en la cama otra vez, abrazada a un chico que no es el y contándole toda la historia, el me pregunta que a que huelo, yo me rio, suena la blackberry, es un email. Una foto mía dormida rodeada de margaritas y una frase bajo ella ‘ha sido una mañana inolvidable…’ (enviado desde my iphone)

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