Volviendo el sábado de Zaragoza en el autobús abrí los ojos mientras el sol me daba en la cara y directamente me trasladé aquí
Miro cansada por la ventana y la vista se me va a las nubes que se esconde detrás de la montañas, no se donde estamos, la última vez que abrí los ojos acababa de beberme ese café que pedí en un en un bar de carretera únicamente vestida con una camisa blanca y unas botas marrones. El señor del bar me miraba como si estuviera loca y tu te reías desde el otro lado de las puertas de cristal mientras te fumabas un cigarro. Lo último que recuerdo es dejar el vaso vacío encima de esa mesita de plástico inestable y poner mi cara pegada a la ventanilla para recibir el sol mañanero. Todo era verde y ahora el espectáculo color tierra que veo me indica que hemos dejado el norte muy atrás y mi tripa deduce que será hora de comer, básicamente por el sonido que emite a cada rato.
Muevo la cabeza al son de esa melodía que tocas con la guitarra y que tarareas entre alguna estrofa. Me encanta escuchar tus canciones inacabadas, ver como van cogiendo forma y como evolucionan, decir ‘no, no, no’ o simplemente hablar sobre tu melodía y que tu lo hagas canción. Por que como dices siempre todo es música, al hablar sin quererlo emitimos melodías, el ronroneo del gato del vecino de madrugada también es música por mucho que nos moleste, incluso podemos considerar música cada gesto que hacemos inconscientemente. Y tu eres especialista en captar esas cosas y hacerlas tuyas para que después todos las hagamos nuestras, cosa difícil que no todo el mundo puede alardear de ello, y tu sin embargo simple y llanamente sonríes y dices que es una cosa natural, que sin hacerlo te volverías loco.
No me extrañaría nada verme próximamente en una canción vestida con una camisa blanca y unas botas marrones, corriendo por el parking del área de servicio en busca de ese café, haciendo unas galletas de mantequilla en la cocina de tu casa o sentada viendo la tele en tu sofá con esa gran manta de colores sobre las rodillas.
Pero enseguida supe donde estaba, volviendo a casa, con la música en el ipod y mil recuerdos en los bolsillos
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