Después de lo que había
pasado, a ella le resultaba muy raro no poder apoyar la cabeza en su hombro
cada dos por tres, y él contenía las ganas de pasar los dedos por su muslo cada
vez que se sentaban en algún sitio a descansar.
Ella cantaba y bailaba con sus amigas mientras bebía una cerveza tras otra mientras él, a
unos metros, hablaba con todo el mundo sin parar de mirarla serio.
Cuando empezó a sonar
SPNB ella cerró los ojos un momento y respiró hondo, tragó saliva y empezó a cantar
susurrando aquello de encontrarse a las afueras del pueblo, sacudirse la
distancia y burlar al tiempo. Sólo sonrió cuando dijo lo de ser los únicos
miembros de una sociedad secreta, entonces se miraron entre la gente y cantaron
a gritos la última frase de la canción
‘Son preciosos nuestros
besos aunque nadie pueda verlos, son preciosos nuestros besos.’
No hay comentarios:
Publicar un comentario