Como siempre una Fnac sabe a poco, pero esta vez se me hizo mucho más corto de lo normal, seguramente por que estuvimos esperando casi una hora y media en la calle con ese otoño que ha entrado sin llamar o por las ganas tremendas que tenía de volver a verle y aunque al intentar levantarme del suelo mis piernas no reaccionasen se me hizo muy corto.
Un piano, un micrófono y nuestros culos en el suelo. Silencio sepulcral, sólo se escuchaba el piano y su voz cosa que a el parece no gustarle mucho, prefiere que la gente coree y cante. Pero ese momento no era para gritar, era para cantar bajito y escucharte a ti mismo por dentro, escuchar esas mariposas en la barriga, escuchar el corazón (#pumpum) y ver como se te ponía la piel de gallina con cada nota.
Confesión de una fan de mierda: no me he comprado el disco... prefiero ahorrarme el dinero para poder ir a verle a Salamanca
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