Desde que tengo uso de razón tengo miedo a la oscuridad y creo que nunca podré superarlo. De pequeña dormía con un pilotito rojo en el enchufe que estaba al lado de la puerta blanca llena de pegatinas, junto al armario que pintó mi madre con la silueta de Pluto y sobre la que tenía uno de los gremlins malos que metía en un cajón por la noche por que también me daba miedo.
Después al crecer aprendí a dormir con la puerta cerrada, me daba miedo la oscuridad del pasillo y ver las sombras de la casa, así que levantaba la persiana para alumbrar la habitación con las luces de las farolas.
Cuando nos cambiamos de casa me resultó dolorosamente duro dormir en una habitación nueva, con un pasillo mucho más largo, con una cama en otra posición y sin la farola bajo la ventana
Tu lo sabías, por eso la otra noche al irse luz de la ciudad por la tormenta y quedarnos a oscuras me diste la mano, me llevaste a la habitación y te pusiste a cuatro patas junto a la cama con tu pijama de cuadros azules y tu camiseta blanca, levantaste el edredón azul y dijiste ‘¿ves? No hay nada… puedes dormir tranquila’
No se si fue ese momento o al oírte canturrear ‘Yo mataré monstruos por ti, sólo tienes que avisar’ mientras te lavabas los dientes cuando supe que eras tú
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